La convicción de la Economía del Bien Común: El mundo sólo puede resolver los retos actuales -desde la escasez de recursos hasta la crisis climática, desde la pérdida de biodiversidad hasta la creciente brecha entre ricos y pobres- de forma holística y sistémica. La alternativa al modelo económico actual: una cultura económica sostenible basada en la dignidad humana, la responsabilidad ecológica, la solidaridad, la justicia social, la codeterminación democrática y la transparencia.

Un sistema de puntos para empresas, municipios e instituciones educativas servirá para clasificar y revisar los criterios de sostenibilidad. Cuanto mayor sea el compromiso con el bien común, mayor será la puntuación. La Economía del Bien Común exige que si las empresas u organizaciones tienen un mejor balance, reciban beneficios, ya sea en forma de impuestos, préstamos o sobreprecios en la contratación pública.

La idea se ha extendido a unos 30 países desde 2010, con más de 250 grupos regionales, incluido el de Bonn. El grupo regional de Colonia-Bonn acoge a interesados y nuevos miembros.